Sobre el blog

Motivación del blog... mis pequeños Kirikús, la búsqueda de la verdad para ser libre y encontrar la felicidad en un mundo desigual...



@JuanAnGoMar







miércoles, 13 de marzo de 2013

La inmolación de un Papa…

Vivimos unos momentos de crisis mundial a todos los niveles, pequeños míos… crisis política, de valores, ambiental, económica... desde hace años, la “libertad” que el sistema capitalista neoliberal ofrece a los mercados nos ha llevado a una situación en la que los poderosos gozan de condiciones favorables -pues ellos mismos ponen las reglas, o presionan a quien las pone- para acumular riquezas sin límites; donde otra gran parte de la sociedad tiene suficiente poder adquisitivo para “vivir más o menos bien”, a costa de no tener tiempo para compartirlo con la familia, o de no poder pararse a pensar el sentido que tiene su propia existencia para encontrar la felicidad. Para eso, ya está impuesto el modelo consumista, la TV, la publicidad,  el fútbol y demás “opios” del pueblo. Mientras tanto, de los casi 7000 millones de personas que poblamos el planeta, más de 1000 millones sufren cada día de hambre y miseria extremas. En España estamos viendo cómo cualquiera de nosotros en la realidad actual puede caer en la exclusión social. Basta con quedarse en paro y no poder pagar tres mensualidades de la hipoteca. Sálvese quien pueda…

Camino de Santiago julio 2012
Ante esta realidad, la institución de la Iglesia Católica no ha hablado demasiado últimamente. Sí lo han hecho a modo individual muchos sacerdotes, así como Cáritas y organizaciones religiosas misioneras y solidarias han continuado e intensificado su gran labor; pero no entiendo cómo a nivel global la jerarquía de la Iglesia no ha alzado su voz denunciando este sistema injusto que permite la acumulación de riquezas a costa del empobrecimiento de gran parte de la población mundial.

Por otro lado, recientemente Benedicto XVI ha renunciado a continuar con su misión de Papa. Lo que es respetable como decisión humana y personal.

No obstante, si ocupara alguna posición en la jerarquía y no tuviera responsabilidades como padre con vosotros, ni como esposo de mamá Cris, pienso haría como ella dice: “Si yo fuera el Papa, me inmolaría”. Es decir, llevaría el Evangelio hasta sus últimas consecuencias, como hizo Cristo. Y quién mejor que el Papa - vicario de Cristo- para sacar a la luz todo lo sucio que encierra el Vaticano -intrigas, corrupción, ocultación de escándalos, conspiraciones, luchas de poder, lavado de dinero,...- seguramente lo quitarían de en medio, como ya se ha hecho con otros Papas anteriormente, por lo que podría verse al final, como una inmolación en toda regla. Ser cristiano es preguntarse qué habría hecho Jesús ante esta las situaciones que encuentro, y actuar como Él habría hecho. Estoy convencido de que habría denunciado las injusticias y las incongruencias (como hizo -siendo judío- con la institución judía) y se repetiría la historia; volvería a ser crucificado. Este es el sentido de "inmolación" de la que habla mamá Cris.

Para mí, no es admisible que el Evangelio haya derivado en una institución tal como la de la Iglesia. Es incoherente desde la raíz, pues fue el mismo Cristo quien denunció la actitud farisaica de los sacerdotes de la época que anteponían la doctrina a la persona, tal como hace hoy día la jerarquía y los religiosos y laicos seguidores incondicionales de la doctrina católica. Digo esto desde el amor que le tengo a mi Iglesia que -a pesar de todo-, me ha permitido conocer a Cristo. Por eso amo a la Iglesia y por eso quiero que sea fiel al Evangelio, como también lo son tantas religiosas, religiosos y laicos dentro de ella, que me permitieron conocer a Cristo.

Esto que estoy diciendo me habría llevado a la hoguera en otros tiempos. Hoy no sé hasta dónde podría llevarme, pero si uno no es capaz de hablar en el seno de su propia "casa-Iglesia", ya me diréis qué Iglesia estamos creando... Pues sí, la Iglesia Católica, ha matado en nombre de Dios y esto, objetivamente, son hechos anticristianos y heréticos. Hay que aceptarlo y rectificar sin pudor ni rubor, como ha hecho Benedicto XVI con algunos escándalos, pero hay que ir más allá, la Iglesia de Cristo debe ser implacable con estas situaciones anticristianas y excluyentes. Son situaciones que no pueden darse más en el seno de la Iglesia Católica, no en nombre de Cristo.

Hoy día, hay quien se siente "católico de primera" por ser seguidor inflexible y riguroso en el seguimiento de la doctrina católica. Soy consciente de que dicha doctrina puede ser "útil" para muchos, pero sin caer en el relativismo, puede decirse que éste no es el único camino que lleva a Cristo, por lo que la doctrina católica no puede ser excluyente. La Iglesia debe preocuparse de transmitir la Buena Noticia, no de elaborar doctrinas que en multitud de ocasiones se ve forzada -de manera absurda- a justificar o adaptar -con enormes reservas- siglo tras siglo. Jesús comía con publicanos y pecadores, y abría las puertas del Cielo a los olvidados. Sin embargo hoy, José Antonio Pagola, Andrés Torres Queiruga, José Mª Castillo... y tantos otros religiosos y laicos son condenados o denunciados por la institución eclesial, simplemente por entender que muchas veces la Iglesia se aparta del verdadero camino que marca el Evangelio. ¿Acaso no somos todos Iglesia, por qué unos excluyen a otros?

El cardenal Sodano en la homilía previa al cónclave que comenzó ayer, decía algo así como que “No hay nada más caritativo que llevar la Buena Noticia a las personas, evangelizar”. Así es, aunque yo pienso que además, la cuestión está en cómo evangelizar. Puesto que se puede hablar mucho sobre el Evangelio sin ser testimonio real y vivo de la Buena Noticia. Creo que evangelizar es ver a tu hermano en el otro, desde ahí, todo acto será de amor, será Evangelio vivo. La Iglesia y los católicos, no amamos cuando condenamos desde una posición de superioridad. Jesús no condenó, por ejemplo, a la mujer adúltera, solo dejó en evidencia el pecado y siempre perdonó. De hecho, ya todos estamos perdonados y redimidos por Él, por lo que condenar a nuestros semejantes es un acto estéril y carente de sentido ya que no cabe la misericordia.

No critico ni pretendo destruir a la Iglesia. Hablo desde dentro, como quien ama a su padre o a su madre consciente de sus defectos, como yo mismo los tengo. Tampoco la condeno, porque a pesar de todo, Dios se hace presente en todos los que la formamos.

Mis pequeños, rezo para que el Espíritu inunde el cónclave que se celebra estos días y renueve a nuestra Iglesia en amor y humildad, para que de verdad seamos Buena Noticia en un mundo en el que mucha gente sufre la injusticia. Seamos aire fresco para ellos y seremos felices en el amor de Cristo.

Os quiero, pequeñines.